Un antiguo cobertizo, utilizado en el S. XVIII para guardar carruajes, dio origen a finales del S.XIX a una vivienda de agricultores. Fue adquirida a mediados del S.XX por los antepasados del propietario, que la ampliaron hasta las dimensiones actuales.
La finca se compone, aparte de la casa “pairal”, de un patio interior, rodeado de un porche, antiguas cuadras y un pajar.
Transformada en alojamiento rural a principios de los 90, mantiene todo el carácter de una típica casa de payés, eso si, con el mínimo de comodidades que los tiempos actuales exigen, como baño en cada habitación, calefacción central y aire acondicionado.
El mobiliario antiguo restaurado, totalmente originario de la casa, muestra los estilos de las diferentes generaciones que por ella pasaron. Asimismo , se han utilizado para la decoración diversos utensilios de labranza, hoy ya en desuso, que le dan un cierto aire de museo.
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